
Beatriz del Monte (Madrid, 1994) ha elegido de nombre artístico Bewis de la Rosa, y con un solo disco en el mercado («Amor más que nunca», autoeditado en febrero de 2023) ya tiene vitola: referente del rap rural. Y eso es como mínimo reduccionista, porque no se puede llamar solo rapera a esta bailarina y coreógrafa de danza contemporánea, actriz, dramaturga y performer de teatro físico y gestual, además de poeta.
En enero de 2025 llegó «Puchero de recena», de título completo “Ampliación de Amor más que nunca” con tres temas nuevos. Y en junio su último sencillo, «Te quedaste fuera», dueto junto a Catuxa Salom, otra referente de la ruralidad postmoderna.
Este sábado volverá a ser uno de los capítulos de excelencia musical y artística del ciclo “La Lluna en Vers”. Y lo será porque por norma así es todo lo que programan. Además, para esta ocasión y en doble concierto, compartirá cartel con el fascinante grito a la ancestralidad, la colisión de la música gnawa y el diwan con los sonidos más actuales de Djamra.
Sábado 30 de agosto en la Explanada del Molinar de Montuïri, 21 h, general 18€ / 12-15 años 9€ / menores de 12 gratis
Bewis de la Rosa + Djamra en La Lluna en Vers 2025
Entradas-¿Por qué el rap? ¿Por qué no el puro folclorismo, o cantautora, o rock, o cualquier otro género musical?
-El primer lenguaje en el que me formé fue la danza, y estuve en muchos grupos de baile hip hop tanto en solitario como en pareja. Por tanto, ya entonces estaba dentro de mi código de imaginación. También porque el rap se acerca a la métrica de la poesía, aunque sus líricas puedan ser muy diferentes.
-¿Dónde curtiste tu flow? Porque no creo que en Villamayor de Santiago hubiese muchas batallas de gallos (nació en la periferia de Madrid, pero creció en dicho pueblo conquense).
-Pues ahí mismo donde te decía, en el mundo de la danza. Realmente no estaba constantemente en Villlamayor, sino que he tenido una vida de ida y vuelta.
-Cursaste el grado de Artes Visuales y Danza, pasaste por un conservatorio superior especializándote en coreografía, y después un posgrado en teatro. ¿Y la música dónde estaba en todos esos largos años de formación? ¿La música siempre estuvo ahí, en tu plan, o te la encontraste por el camino y ganó terreno?
-Estaba, pero no me lo permitía. No me atrevía a enseñarlo. Siempre he escrito, desde pequeña, y no solo rap. La música siempre ha estado ahí, porque en mi formación también había enseñanzas musicales.
-Acumulando libretas y libretas, pero sin querer enseñarlas.
-[ríe] Tengo canciones a montones, y no solo de rap.
-Me resulta muy curioso que quienes revisitan, reivindican y además también crean nuevos significados desde la ruralidad, a menudo se alíen con disciplinas muy contemporáneas. Me hace pensar por ejemplo en Rodrigo Cuevas. ¿Toda esa metodología es un plan previo y cerrado?
-Trato de vivir sin plan [ríe]. El proceso creativo es un descubrimiento personal, de conocimiento vital, y todas esas disciplinas son más abiertas. Te permiten trabajar tu autoría. Pero mi abuela y mi abuelo seguían estando ahí. Por tanto, esas dos vías se conectan, se rechazan, y se vuelven a conectar. Al final, a veces quieres ser una moderna de pueblo, y otras una artista de revista. También viene y nos toca por generación, porque nos atrae la raíz desde la mirada actual. Yo lo llamo “herida histórica”. Tenemos la necesidad de encontrar.
-Curiosamente, la producción de tus temas no es nada tradicionalista. La personalidad de tu sonido es muy actual.
-Ahí hay que mencionar a Ramiro Gómez, G. Rams, que es el productor principal de casi todo. Crear en el estudio con él es muy fácil y muy rico. Creo que también es porque tiene muchísima cultura musical.
-Y os metisteis en el estudio a investigar, porque la parte de puesta en escena ya la tenías desarrollada, pero no tenías tu sonido.
-Exacto. Por mi recorrido todo eso ya lo tenía claro, pero no tenía ni idea de cómo quería sonar. Con Ramiro fue todo muy fácil, supo verlo y llevarlo acabo enseguida. Y con el nuevo disco hemos seguido probando, por eso suena desde denbow hasta castañuelas, del boom bap al latin. No nos hemos querido alojar en un solo estilo. ¡Y no digo más! Ya lo veréis con el nuevo disco [ríe].
-Pues si tu sencillo más reciente es una pista, el titular es: “Bewis de la Rosa se ha ido de rave”.
-¡Jajaja! La verdad es que lo más electrónico que he hecho, y en el nuevo disco no hay tanta electrónica. Hay más sonido orgánico.
-Levantar una producción no solo de música en directo sino con componentes de teatro, performance y danza, todo ese mejunje, es una odisea.
-El mejunje que dices es la manera natural de las cosas. Un cuerpo puede hablar, como puede cantar o bailar. De hecho, la nueva producción es una coproducción con Malditas Lagartijas [la compañía de danza y teatro-físico que fundó en 2014]. Siento que Bewis bebe mucho del rodaje de la compañía. Al final parece que siempre vamos extirpando cosas, pero llevarlo todo junto, a la vez, es lo más natural. Que por cierto, vamos sin cucharas [elemento escenográfico fundamental en la puesta en escena de su directo]. No nos las han dejado pasar por la aduana, se ve que las consideran un problema. En Mallorca vais a tener que dejarnos unas cuantas. Si es que siempre le digo a Nuria, mi compañera de producción, que voy a hacer algo sin tantos cacharros, pero de momento no lo he conseguido. No soy capaz de echarme a la carretera sin cuatro mochilas.
-No traté mucho a mi abuela, pero mi madre, de Cerecinos, provincia profunda de Zamora, sesentaypocos habitantes y a día de hoy con casi 70 años, podría considerarse de una generación y un modus vivendi muy cercanos a los de tu abuela a quien tanto referencias. Y me dice que las generaciones jóvenes somos demasiado ombliguistas. En el centro de todo nos ponemos a nosotros. Siempre me insiste en que nos quitemos importancia.
-Tu madre me cae muy bien. Eso mi madre y mi abuela no me lo decían, pero lo he ido aprendiendo yo sola por el camino. Puede ser, los artistas tendemos a ser demasiado ególatras. Sí me decían a menudo de dónde sacaba tantas palabras. Eso y “no se te pone nada por delante”, que si quiero hacer algo, sigo hasta que lo consigo. Al principio mi familia estaba siempre en el no, pero luego decían “anda, lo ha conseguido”.
-Spoiler: qué directo traes a La Lluna en Vers.
-Pues es el penúltimo concierto de la gira, digamos, española. Llevamos ya tres años, y no hemos estado en las islas. Me apetece mucho ver cómo es el público por ahí. Habrá un buen zafarrancho, conciencia, diversión, una celebración de la vida como humanos que somos, y volver a mirarnos a los ojos. Y unas jotas manchegas con su buen pogo manchego.
Publicado por:
Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.
No hay comentarios